Durante la Segunda Guerra Mundial, las cartas eran un salvavidas para los soldados que se enfrentaban a la nostalgia, el aburrimiento y el estrés del combate. Se instaba a las familias y a los amigos a que escribieran sobre los acontecimientos cotidianos en casa: reuniones sociales, el tiempo, los chismes del vecindario. Imagina que le escribes a alguien que está sirviendo en la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué le contarías de tu día? ¿Le contarías al soldado que no ha ido a la escuela por culpa del coronavirus? ¿O le contarías lo bien que te lo estás pasando jugando o saliendo en barco?